Hemos vivido demasiados años en los que los trabajadores pertenecían a las organizaciones. Las marcas, los productos, los protocolos se servían de las personas para afianzarse y perdurar en el tiempo. Hoy en día, en un entorno que tiende a homogeneizar las marcas, productos y protocolos, lo único que diferencia unas organizaciones de otras es las personas que la componen. En cierto modo, la tortilla se ha dado la vuelta y hoy son las personas las que hacen uso de las organizaciones para desarrollar sus talentos y motivaciones.
El reto de la empresa inteligente consiste en reconocerse como grupo de personas con intereses comunes y tratar de conocer y aprovechar el potencial de ese grupo humano. Para ayudar a las organizaciones responsables y conscientes de su tiempo, AGORA ha desarrollado unas cápsulas formativas que trabajan a diferentes niveles:
– Potenciar el crecimiento personal de los empleados. Si bien el talento es el potencial que tiene cada persona en el desarrollo de sus habilidades y competencias; también es cierto que este potencial puede o no ser mejorado ya que depende de las herramientas que cada uno pueda disponer para ello. Todas las personas pueden llegar a ser jugadores de primera, lo importante es que cada quien se conozca a sí mismo, identifique su potencial y desarrolle sus habilidades a un nivel óptimo. Es allí cuando el crecimiento personal entra en el juego.
– Sacar partido de las relaciones interpersonales. Las relaciones interpersonales en el trabajo (y fuera, también) constituyen un papel crítico en cualquier empresa. Aunque la calidad de las relaciones interpersonales en sí no bastan para incrementar la productividad, sí pueden contribuir significativamente a ella, para bien o para mal. Mediante el dominio de las herramientas básicas de interacción entre los empleados podemos conseguir un clima laboral libre de conflictos.
– Optimizar la gestión de personas. Con frecuencia con espléndidos gestores que han alcanzado un alto nivel de conocimiento en el proceso de generación de los productos y servicios de su organización,sin embargo, pueden sentirse desorientados cuando se trata de obtener lo mejor de las personas o, en general, en cuestiones relativas al liderazgo. En la mayoría de ocasiones,podríamos optimizar las funciones con la formación adecuada en la gestión de personas.
– Cuidar la comunicación y la imagen. Siendo un área generalmente relegada al departamento de ventas, la imagen corporativa de una empresa emana de todas sus acciones: cuando una recepcionista atiende, cuando se envía un mail a un proveedor, cuando se presenta un producto nuevo al equipo comercial o,incluso, cuando nuestros trabajadores se cruzan en el vestíbulo con personas ajenas a la misma. En mercado tan competitivo y cambiante, la imagen es un elemento definitivo de diferenciación y posicionamiento.
– Apostar por el desarrollo de la organización. En el proceso de toda empresa hacia la excelencia se encuentra con varios escollos, a veces sociales, otras organizacionales, que les hacen estar ancladas en una situación de no mejora. La implantación de medidas transversales sobre diferentes puntos críticos es una manera efectiva de obtener cambios significativos de la empresa en bloque.
Estas cápsulas formativas, además de intensivas y completamente prácticas, no sólo tienen un fin pedagógico, sino que además utilizan herramientas paralelas de detección de necesidades y análisis para que el departamento de recursos humanos tenga nueva información en la que desarrollar sus estrategias e impulsar sus políticas.