Asignatura pendiente: aprender idiomas

 

Los idiomas siguen siendo el reto (y la asignatura pendiente) de muchas personas que ven perder oportunidades laborales por una competencia insuficiente en un idioma extranjero. Y las empresas, que llegan hasta donde llegue la capacidad de sus trabajadores, también se ven limitadas por un uso exiguo de las lenguas extranjeras cuando impide el crecimiento de su negocio.

Para salir de este estancamiento no hay fórmulas mágicas. La respuesta está clara: formación. Sin embargo, aún teniéndolo claro, nos resistimos. ¿Y por qué resistirnos a algo que sabemos que nos va a aportar tantos beneficios? Pues la respuesta es más clara aún: por la experiencia de las formaciones por las que hemos pasado.

El idioma, en la empresa, no nos sirve si podemos entender una película o mantener una conversación con el recepcionista de un hotel, pero no podemos explicar nuestros servicios, negociar un presupuesto o dirigir una reunión de trabajo.

¿Qué deberíamos pedir a un sistema de aprendizaje de idiomas para la empresa?

– Que esté pensado directamente para el ejercicio profesional y esté dirigido a cubrir necesidades muy concretas de mujeres y hombres de negocios, profesionales, técnicos que precisan de una formación especializada.

– Por tanto necesitamos suficiente versatilidad como para que se adapte al campo de trabajo de la empresa, que tendrá unos contextos y léxicos propios.

– Que el nivel de aprendizaje conseguido sea útil y esté valorado de igual forma en un país que en otro, puesto que esto facilitará la movilidad laboral.

Uno de los métodos que cumple con todos estos requisitos y que merece nuestra confianza, basándonos en la satisfacción de sus clientes, es el método inlingua y sus Accelerate Professional Programs que están enmarcados en las relaciones empresariales.

Dentro de estos programas cabe destacar los Modules, que resuelven necesidades específicas sobre temas empresariales concretos: Business Correspondence, Meetings, Negotiating o Telephoning entre muchos otros.

El problema no está en los idiomas. Está en los métodos. Asegúrate de que el método que eliges para tus trabajadores se alinee los objetivos concretos de tu empresa y verás como obtienes resultados que revierten en la empresa.

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